Hoy es un día muy especial, y uno de los que a mí más me gustan: Sant Jordi. En toda España se celebra el día del libro, pero en Cataluña además, y por encima de todo, se celebra Sant Jordi. Y es que Sant Jordi es el patrón de Cataluña.
Puede que te preguntes que por qué me encanta. ¡Pues porque hay un ambiente diferente en toda la ciudad! Me encanta salir a pasear un ratito por las calles del centro, entre puestos de libros y rosas. Y como no, comprar una rosita y/o un librito para quién tú quieras.
Así que, como homenaje a este día tan especial no se me ocurrió nada mejor que preparar un pastel basado en mi personaje favorito de la leyenda de Sant Jordi: un pastel de dragón.
Pero antes, y para quién no conozca la leyenda, te haré un pequeño resumen.
La leyenda de Sant Jordi.
Según se cuenta, en la población de Montblanc antiguamente había un dragón que atemorizaba al pueblo. Para intentar calmar a la bestia, la gente decidió hacer un sacrificio diario. Sacrificio humano por supuesto. Y decidieron que la mejor manera de escoger quién se sacrificaría era por sorteo. Por lo que cada día, una persona escogida por azar sería devorada por el dragón. Y parece que surtió efecto y la bestia se calmó.
Pero llegó un día en el que en el sorteo diario salió la princesa. Adorada por el pueblo, bella, inteligente, etc… (vamos, la típica princesa Disney) el pueblo quedó horrorizado de que fuera ella quién se tenía que sacrificar. Y muchos se ofrecieron como voluntarios para sustituirla. Pero el rey, que era justo y noble, dijo que todos eran iguales y si en el sorteo había salido ella pues mira…
Cuando la princesa se encontraba a punto de ser devorada por el terrible dragón, apareció un joven caballero con su armadura plateada sobre un corcel blanco (no puedo dejar de pensar en la imagen de Gandalf llegando al abismo de Helm). Era Sant Jordi, que para salvar a su amada luchó a muerte con el dragón. Tras derrotarlo, en donde se derramó la sangre del dragón salió un rosal con las rosas más rojas que jamás se hubiesen visto. Sant Jordi arrancó una y se la ofreció a la princesa. Ésta cayó rendida a sus pies, enamorada porque su caballero la había salvado de una horrible muerte.
Y vivieron felices y comieron perdices (bueno durante un año supongo que comieron dragón).
Fin.
A pesar del toque de humor es una leyenda muy bonita. Y por eso en Cataluña es típico que el enamorad@ entregue una rosa roja a su enamorad@…
La elaboración del pastel de dragón.
Ahora que ya hemos repasado la historia podemos centrarnos en el pastel. ¿Sabes cuál es mi personaje favorito? ¿Sant Jordi? ¿La princesa? Pues lo siento, pero no; me refiero al DRAGÓN!!! (lo habías deducido por las fotos, ¿verdad pillín?). Y es que yo soy muy fan de los animales y siempre me pongo de lado de ellos, no puedo evitarlo.
Y como es mi favorito, me decidí a hacer un pastel basado en el dragón de Sant Jordi. Pero no en un dragón aterrador y realista sino en una versión simpática del mismo.
Elementos decorativos del dragón.
Como siempre, y no me cansaré de decirlo hasta la saciedad, es muy importante una buena planificación de nuestro tiempo para que las estructuras y figuras se sequen y para que el bizcocho se asiente y los sabores se realcen.
Yo comencé preparando las alas del dragón un par de días antes en este caso. Hice los “huesos” de las alas con varillas de las que utilizamos dentro de las tartas como soporte, cortándolas en diferentes medidas para obtener la estructura que podéis ver en la foto de abajo. Uní todas las piezas con pasta de goma y dejé que se secara.
Cuando tuve la estructura bien seca y dura, la cubrí con pasta de goma de color verde. Intenté hacerla todo lo fina que pude y le di sensación de movimiento. Una vez conseguí el aspecto deseado la dejé reposar. Para darles un toque realista, las pinté con colorantes en polvo en tonos verdes y negros.
En este momento también preparé la cornamenta del dragón, que hice con pasta de goma gris decorada con colorante en polvo negro.
Por otro lado preparé la base del pastel. Debido a la ocasión, me decidí por recrear la bandera catalana. He de aclarar que tuve un pequeño lapsus e hice la bandera al revés (lo siento…), ya que en vez de cuatro barras rojas sobre fondo amarillo lo puse justo al contrario…
La estructura del pastel.
Este proyecto requería de una estructura especial para conseguir hacer el cuello y la cabeza del dragón erguidos. Concretamente utilicé un tubo de PVC con un acople curvo del mismo material. Esta estructura la cubrí con RKT (Rice Krispies Treats). Una vez cubierta, modelé el cuello y la cabeza antes de que se endureciera. El RKT se endurece bastante rápido, con lo que es importante trabajar de forma ágil con esta masa. Una vez endurecido ya no podremos continuar modelándolo (puedes meterlo en el micro para ablandecerlo).
— TIP —
Por si no lo conoces, el RKT es una masa hecha con arroz inflado y nubes que permite hacer estructuras muy rígidas y que pesan muy poco. En breve te colgaré una de esas recetas de básicas en donde te enseñaré cómo lo preparo yo.
Modelando el pastel.
El siguiente paso fue modelar el cuerpo del dragón, el cual era de bizcocho en su totalidad. En este caso me decidí por una de las combinaciones más exitosas de Urb&Cakes: bizcocho de chocolate blanco, relleno de buttercream de fresa y mermelada de fresa, y cubierto con más buttercream de fresa.
Para modelar el cuerpo del dragón utilicé una plantilla de la forma de la silueta desde una vista cenital y fui superponiendo capas de bizcocho y relleno. Lo metí en la nevera para que se enfriara y endureciera y, una vez frío y asentado, continué tallándolo hasta darle la forma definitiva. Lo cubrí todo con más buttercream de fresa y lo puse de nuevo en la nevera. Al sacarlo de nuevo lo puse ya sobre la base definitiva, la de la bandera catalana invertida.
Las patas y la cola del dragón las hice utilizando masa de cakepop del mismo sabor que el bizcocho. ¿Y cómo hice esta masa? Muy sencillo: triturando el bizcocho y mezclándolo con buttercream de fresa.
— TIP —
La masa de cakepop es muy fácil de modelar y nos permite hacer piezas de tamaño pequeño o de formas que son muy difíciles de tallar a mano pero que no requieren de una estructura muy complicada.
En este punto añadí también la cabeza hecha con la estructura de PVC con RKT y lo cubrí todo de nuevo con buttercream de fresa. Es muy importante cubrir muy bien esta parte del RKT, ya que al estar hecha con arroz inflado queda bastante rugosa. Tenemos dejarla lo más lisa posible para que después no se noten las arrugas al cubrir con el fondant.
Una vez todo cubierto, ¡a la nevera a enfriar!
La decoración del pastel.
Tras sacarlo de la nevera cubrí todo el pastel con fondant verde, utilizando fondant gris para hacer la cresta dorsal y la zona del cuello.
Y ya solo me quedaba terminar de decorar el dragón. Y digo solo por decir algo, porque creo que fue lo que más me costó de todo. ¿Sabes lo que se tarda en hacer 200 millones de escamas ultra-pequeñas de diferentes colores? Pues ya te lo digo yo: ¡mucho! Y esto solamente para la cabeza… Luego quedaban todas las del cuerpo, aunque estas las hice mucho más rápido.
Para la cabeza utilicé diferentes tonos de fondant marrón, gris y verde. Y para el cuerpo fui combinando diferentes tonos de verde con algún marrón y algo de gris, este último más en la zona de la cola. Las escamas las corte ayudándome de una boquilla de manga pastelera lisa del número 3, con la punta para hacer las escamas pequeñas y con la parte trasera para las grandes.
Después del momento “collage” ya solo me quedó hacerle los ojitos y ponerle los cuernos y las alas. Le di unos últimos detalles con colorante en polvo: de brillo para la zona del cuello, y con rojo y negro para la cresta dorsal. Y a las alas les di un toque de laca brillante comestible.
Y listo para ir de caza; o bueno, para ser cazado y devorado porque no quedó nada de él.
Y es que este dragón fue para el día de Sant Jordi sí, pero el del año pasado. En donde además tuve la suerte de poder colaborar en un puesto de libros que había en la Rambla de Catalunya de Barcelona, pudiendo así compartir esta delicia con todo el que se animó a coger un trocito.
¡Espero os guste mucho!
Y os deseo un gran día de Sant Jordi, lleno de libros, rosas… ¡¡¡y dragones!!!
Muamua!!!
Hola. ¡¡¡¡Qué bonito!!!!, ¡¡¡¡¡qué paciencia!!!! y ¡¡¡¡qué rico!!!!!. Enhorabuena. Saludos. Rosa.
Muchas gracias!!!
La verdad es que para este proyecto tuve que sacar toda la paciencia que tenía dentro de mi, porque eso de ir haciendo escama por escama… Madre mía!!
Un beso!